Impuesto Mínimo Global: Implicaciones clave para las empresas multinacionales

Explore las implicaciones del impuesto mínimo global de la OCDE para las empresas multinacionales, incluidos los retos de cumplimiento, los impactos sectoriales específicos y los ajustes estratégicos para la futura planificación fiscal.

Impuesto Mínimo Global: Implicaciones clave para las empresas multinacionales

Las políticas fiscales de todo el mundo han cambiado significativamente en los últimos años para hacer frente a la creciente preocupación por la evasión fiscal, especialmente por parte de las grandes empresas multinacionales (EMN). Uno de los principales focos de esta evolución es el impuesto mínimo global propuesto por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) como parte de sus esfuerzos en curso hacia las reformas fiscales globales.

El impuesto mínimo global representa un cambio histórico en el funcionamiento del panorama fiscal internacional, sobre todo para las empresas multinacionales con intrincadas estrategias fiscales globales. Exploremos los principios básicos del impuesto mínimo global, sus implicaciones de gran alcance y los retos a los que se enfrentarán las multinacionales para su cumplimiento.

Introducción

El impuesto mínimo global aborda el antiguo problema de la evasión fiscal garantizando que las empresas multinacionales paguen al menos un tipo impositivo del 15%, independientemente de dónde operen. Esta reforma fiscal pretende limitar las ventajas de utilizar jurisdicciones de baja tributación y combatir la práctica del traslado de beneficios -en la que los beneficios se trasladan a países con tipos impositivos más bajos para minimizar la carga fiscal global.

La OCDE ha desempeñado un papel decisivo en el avance de esta iniciativa, posicionándola como un componente clave del proyecto Erosión de la Base Imponible y Traslado de Beneficios (BEPS) 2.0. Sin embargo, es esencial tener en cuenta que el impuesto mínimo global sólo se aplica a los países que adoptan estas normas, y no todas las jurisdicciones lo aplicarán de forma inmediata o uniforme.

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¿Qué es el impuesto mínimo global?

El impuesto mínimo global está diseñado para garantizar que las grandes empresas multinacionales paguen un tipo impositivo de referencia independientemente de las jurisdicciones fiscales en las que operen. Impulsada por la OCDE, la propuesta introduce un tipo mínimo del impuesto de sociedades del 15%, que se aplica a los beneficios mundiales. Si una multinacional tiene su sede en un país con un tipo del impuesto de sociedades inferior al 15%, el país de origen tendría derecho a «completar» el impuesto para alcanzar el umbral del 15% a través de la Regla de Inclusión de Ingresos (IIR).

Principios básicos

En su esencia, el impuesto mínimo global funciona sobre unos pocos principios básicos:

  • Un tipo mínimo del 15%: Este tipo se aplica a las grandes multinacionales con unos ingresos globales de 750 millones de euros (837 millones de dólares) o más. El objetivo es establecer un suelo a la competencia en el impuesto de sociedades, evitando la «carrera a la baja», en la que los países reducen los tipos impositivos para atraer a las empresas.

  • Fiscalidad justa: El objetivo subyacente es garantizar que las empresas paguen su parte justa de impuestos, independientemente del país en el que operen o de dónde contabilicen sus beneficios. Esto ataca directamente las tácticas de traslado de beneficios, en las que las multinacionales explotan las lagunas existentes entre los distintos sistemas fiscales.

  • Adopción jurisdiccional: Aunque el impuesto está diseñado para aplicarse a escala mundial, depende de que las jurisdicciones lo adopten. Los países que no apliquen las normas pueden seguir viéndose afectados por el impuesto «complementario» impuesto por otros.

Calendario de aplicación

A octubre de 2024, el impuesto mínimo global ha entrado en su fase de aplicación. Las reglas modelo GloBE de la OCDE, que fueron publicadas por el Marco Inclusivo, se están integrando ahora en las leyes nacionales de muchas jurisdicciones. El impuesto mínimo global comenzará a aplicarse en 2024 con la introducción de la Regla de Inclusión de Ingresos (IIR). Sin embargo, se espera que la Regla de Beneficios Infra Imponibles (UTPR, por sus siglas en inglés), que garantiza que los beneficios se graven en la jurisdicción matriz si no se gravan en otro lugar, entre en vigor en 2025. Además, muchas jurisdicciones han anunciado planes para introducir un Impuesto Mínimo Nacional Complementario Cualificado (QDMTT, por sus siglas en inglés) para garantizar que los beneficios nacionales tributen al tipo mínimo.

Implicaciones para las empresas multinacionales

El impuesto mínimo global remodelará fundamentalmente la forma en que las corporaciones multinacionales enfocan la planificación fiscal y las operaciones internacionales. Esta reforma fiscal podría afectar significativamente a la rentabilidad y a la estrategia operativa de muchas empresas, en particular de aquellas que han aprovechado estratégicamente las jurisdicciones de baja tributación.

Impacto en las estrategias fiscales

Las empresas multinacionales recurren a menudo a complejas estructuras de planificación fiscal para minimizar su carga impositiva. Históricamente, estas estrategias han trasladado los beneficios a jurisdicciones de baja tributación o a paraísos fiscales a través de mecanismos como los precios de transferencia, los acuerdos de licencia o la migración de la propiedad intelectual (PI). El impuesto mínimo global limita directamente la eficacia de estas estrategias al garantizar que se aplicará un impuesto de base independientemente del lugar al que se desplacen los beneficios.

Este cambio es especialmente significativo para sectores como el tecnológico, el farmacéutico y el financiero, en los que la dependencia de la propiedad intelectual y los activos intangibles es fundamental para la asignación de beneficios. Estos sectores han aprovechado durante mucho tiempo las leyes fiscales favorables de jurisdicciones como Irlanda, Luxemburgo y las Islas Caimán. Con el impuesto mínimo global, la ventaja de tales jurisdicciones disminuirá, lo que obligará a las empresas a replantearse sus estructuras fiscales globales.


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Impactos sectoriales específicos

Aunque todas las empresas multinacionales se verán afectadas, el alcance del impacto variará según los sectores:

  • Tecnología: Las empresas tecnológicas, especialmente las que generan importantes ingresos a partir de la propiedad intelectual, han trasladado con frecuencia sus beneficios a jurisdicciones de baja tributación. El impuesto mínimo global les obligará a reconsiderar estos acuerdos y puede dar lugar a mayores cargas fiscales globales.

  • Farmacéuticas: Al igual que las tecnológicas, las empresas farmacéuticas suelen albergar la PI en jurisdicciones fiscalmente eficientes. Con las reformas fiscales globales, pueden ver un aumento de sus tipos impositivos efectivos, lo que repercutirá en los márgenes netos.

  • Finanzas: Las instituciones financieras multinacionales con amplias operaciones internacionales pueden enfrentarse a un aumento de los costes de cumplimiento a medida que ajustan sus estrategias fiscales para cumplir los nuevos requisitos.

Desafíos en el cumplimiento

El impuesto mínimo global presenta importantes retos de cumplimiento para las empresas multinacionales, especialmente en lo que respecta a la coordinación entre jurisdicciones y la adaptación a los nuevos requisitos de reporte.

Coordinación entre jurisdicciones

Uno de los retos de cumplimiento más acuciantes serán los diferentes sistemas fiscales de todo el mundo. Aunque el impuesto mínimo global establece un suelo del 15%, no todos los países lo aplicarán de la misma manera ni en el mismo plazo. Las discrepancias en las leyes fiscales, los requisitos de reporte y los mecanismos de aplicación pueden dar lugar a una complejidad adicional para las multinacionales que operan en múltiples jurisdicciones. Garantizar la coherencia y el cumplimiento en los distintos regímenes fiscales requiere importantes recursos y experiencia.

Reportes complejos y gestión de datos

Para cumplir con el impuesto mínimo global, las multinacionales deben garantizar un reporte preciso de los beneficios globales, los impuestos pagados y la asignación de ingresos en las distintas jurisdicciones. Esto implica complejos procesos de recopilación y gestión de datos que integran el reporte financiero, el cumplimiento fiscal y la transparencia operativa. Los errores en los reportes pueden dar lugar a sanciones o a la doble imposición, por lo que la exactitud es fundamental.


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Estrategias de cumplimiento para las multinacionales

Adaptarse al impuesto mínimo global requiere un enfoque proactivo del cumplimiento y una planificación fiscal estratégica. Las multinacionales deben considerar varias estrategias para minimizar los trastornos causados por las nuevas normas fiscales y garantizar el cumplimiento continuo.

Reestructurar las operaciones globales

Uno de los primeros pasos que las multinacionales deben considerar es la reestructuración de sus operaciones globales para alinearse con el nuevo entorno fiscal. Esto podría implicar el desplazamiento de las operaciones fuera de las jurisdicciones de baja tributación donde las ventajas fiscales ya no son tan beneficiosas. Las empresas también pueden plantearse consolidar sus operaciones en jurisdicciones con impuestos más altos que ofrezcan ventajas estratégicas, como sistemas jurídicos sólidos, economías estables o acceso al talento.

Aprovechar la tecnología para el cumplimiento

La tecnología desempeñará un papel crucial a la hora de ayudar a las multinacionales a gestionar las complejidades del cumplimiento fiscal global. Adoptando soluciones de reporte automatizado de impuestos y de gestión de datos, las empresas pueden reducir el riesgo de errores y agilizar los procesos de cumplimiento. Invertir en software que integre los datos financieros globales y proporcione reportes en tiempo real será esencial para gestionar las complejidades del impuesto mínimo global.

Impacto a largo plazo sobre los ingresos fiscales y la equidad económica

Más allá del impacto inmediato sobre las multinacionales, se espera que el impuesto mínimo global tenga consecuencias a largo plazo sobre los ingresos fiscales globales y la equidad económica. Al frenar el desplazamiento de beneficios, es probable que el impuesto aumente los ingresos fiscales de las empresas en las jurisdicciones con impuestos más altos, redistribuyendo las bases imponibles de los países con impuestos bajos a los países con impuestos más altos.

Reducción de la competencia fiscal perjudicial

Uno de los objetivos centrales del impuesto mínimo global es reducir la competencia fiscal perniciosa, en la que los países reducen sus tipos del impuesto de sociedades para atraer inversiones multinacionales. Con un mínimo del 15%, disminuye el incentivo de los países para entablar dicha competencia, lo que conduce a una mayor igualdad de condiciones para las empresas que operan en múltiples jurisdicciones.

Impacto en las economías más pequeñas y en desarrollo

Sin embargo, el impacto sobre las economías más pequeñas y en desarrollo podría ser significativo. Muchos de estos países dependen de tipos impositivos bajos para atraer la inversión extranjera e impulsar el crecimiento económico. El impuesto mínimo mundial podría reducir su capacidad para competir únicamente en política fiscal, lo que podría provocar cambios en los patrones de inversión mundial. Para mitigarlo, es posible que los países en desarrollo tengan que centrarse en otras ventajas competitivas, como mejorar las infraestructuras, potenciar los mercados laborales u ofrecer incentivos no fiscales.

Conclusión

La introducción del impuesto mínimo global representa un momento decisivo en la política fiscal internacional, con profundas implicaciones para las empresas multinacionales. A medida que cambia el panorama fiscal, las empresas deben evaluar proactivamente sus estrategias fiscales globales, garantizar el cumplimiento de las nuevas normas y adoptar una mayor transparencia operativa. Para muchas multinacionales, esto puede implicar la reestructuración de las operaciones, la adopción de nuevas tecnologías y una planificación fiscal global más coordinada.

Una preparación temprana es esencial para afrontar estos cambios, y las multinacionales deberían considerar consultar con asesores fiscales experimentados para asegurarse de que cumplen plenamente con el impuesto mínimo global. En última instancia, aquellas empresas que adapten sus estrategias de forma eficaz estarán mejor posicionadas para prosperar en esta nueva era de regulación fiscal internacional.